domingo, 19 de septiembre de 2010

Labordeta en clase

Despierto con la triste noticia de la muerte de José Antonio Labordeta: profesor, escritor, cantante, político, buena persona. Mi pequeño homenaje será recoger aquí tres de sus poemas-canciones que dan testimonio de su especial vivencia del oficio de enseñar en unos años difíciles.
Rosa, rosae evoca su experiencia como alumno que creció en la Posguerra:

ROSA, ROSAE

Rosa, rosae
y también el valor de pi,
y el recuerdo final
por los muertos
de la última guerra civil:
así, así, así crecí.

Dulcemente educados,
en tardes de pavor,
conteniendo la risa
el grito y el amor,
sin comprender la fuerza
de un viento abrasador.
Fuimos creciendo en filas
de dos en dos,
cruzando las ciudades,
los barrios, la ilusión,
dejando todo atrás
sin comprensión.

Rosa, rosae...

Tristemente avanzando
bajo la lluvia, el sol,
o el aire pavoroso
de un padre sin valor
después de amargas horas
de fuego y de terror.
Y la mudéjar torre
aupándose
sobre un barrio vacío
como ojo escrutador
testigo de la vida
la muerte y el dolor.

Rosa, rosae...

Salimos adelante,
nunca sé la razón,
quizás como testigos,
o náufragos o heridos,
para plasmar la voz
del que nunca la alzó
sobre el viejo mercado,
turbio y atroz,
de gritos y verduras
al frío o al calor
de los eternos días
creciendo alrededor.

Rosa, rosae...

Paisajes urbanos, días escolares evoca la pena, la rabia y la tristeza al saber que uno de sus alumnos del Instituto de Bachillerato Mixto 4, entonces en el Edificio del Pignatelli, militante de la Joven Guardia Roja, había sido detenido y torturado por la Brigada Político y Social de la policía franquista y estaba recluido precisamente en el edificio contiguo.

PAISAJES URBANOS, DÍAS ESCOLARES

Hoy no ha venido a clase
Ramón Cabeza
y al preguntar por él
sus compañeros
me han mirado con rabia,
con tristeza.

Hoy no ha venido a clase
Ramón Cabeza.

Me dicen que su madre
también pregunta
y que su padre apenas
la pena oculta
luego me dicen que
ayer lo vieron
con frases en la mano
de puerta en puerta.

Hoy no ha venido a clase
Ramón Cabeza.

Sus frases en la mano
de tierra hablaban
de gestos solidarios
de paz, que hermana,
alguien se las truncó
antes del alba
sus frases en el aire
ahora cabalgan.

Hoy no ha venido a clase
Ramón Cabeza.

Cabalgan hondamente
por las entrañas
de la raíz profunda
de las montañas
y unidas por el aire
a las del agua
cubrirán todo el mundo
con sus palabras.

Hoy no ha venido a clase
Ramón Cabeza.

En
A veces me pregunto, confiesa sus dudas, absurdos y alegrías como profesor.

A VECES ME PREGUNTO

A veces me pregunto qué hago yo aquí,
explicando la historia que recién aprendí:
los líos de romanos, de moros y cristianos,
el follón del marxismo y el otro coté
donde los yanquis tienen el mango y la sartén.
A veces me pregunto qué hago yo aquí.
viendo como la tarde se duerme frente a mí,
mientras usted Martínez se evade en el jardín,
y la dulce Encarnita García Cortejón
confunde a los etruscos con los negros del Gabón
entre miradas tiernas de Pablo el empollón.
A veces me pregunto qué hago yo aquí,
intentando que aprendan lo de la Ilustración
cuando ellos sólo entienden cosas del rock and roll
y haciendo que comprendan una revolución:
la rusa, la francesa, la de Tutankhamón
y encontrando a Picasso perdido en un balcón.
A veces me pregunto qué hago yo aquí
viendo como los días se pierden sin un fin
y menos mal que a veces una tarde de abril
un alumno te abraza y te dice: “Don José
que bien que lo pasaba en las clases de usted
con la visión cachonda del tiempo que se fue”.
A veces me pregunto qué hago yo aquí.
y en noches de vigilia, te rondan por doquier
los rostros de María, de Pedro y de Javier,
y el gesto de aquel chico que explicaba sin fin.
la batalla del Marne y el cruce sobre el Rhin,
y que leía versos de Rilke y Valery.
A veces me pregunto qué hago yo aquí.

Labordeta queda para siempre con nosostros, a través de sus palabras, sus canciones y su ejemplo cívico.
Foto: Labordeta en sus años de profesor (tomada del Blog de Inde)